“Todo lo que les digo es como el aikido, uso a mi favor la fuerza del enemigo”, canta Residente de Calle 13, y es el disparador ideal para lanzar una consigna desde Proyecto Ja!: usemos nosotros las estrategias de la industria alimenticia y su marketing espurio pero a favor del consumo de frutas. Cortito y al pie ¡mandemos fruta!
Desde tiempos inmemoriales engañaron a los niños con que venía el hombre de la bolsa o el cuco si no se iban dormir temprano, o que debían portarse de maravilla sino Papá Noel no les iba a traer ningún regalo. Mentiras ¿blancas? Mentiritas instauradas culturalmente que no hieren y hasta son positivas para esa linda etapa de inocencia infantil.
Ahora, hay engaños más pesados no sancionados que derraman de las publicidades. Que la mayonesa, los jugos en polvo o las bebidas azucaradas son divertidas ¡y te van a encantar! O que comer papas fritas te hacen ser un vivo bárbaro. Y ni hablar de otras piezas audiovisuales fuera de los alimentos, como las de los desodorantes que potencian (?) la masculinidad.
En Ja! vamos por todo, y si las empresas estafan a los consumidores con trucos marketineros o fake news para poder vender sus productos, nosotros derribaremos sus mensajes desde la trinchera con su algo de su propia medicina, y así los niños, niñas y adolescentes pueden mejorar su alimentación. “Me infiltro en el sistema y exploto desde adentro”, también proclama Residente. En esa línea el doc Adro Cormillot profundiza:
“Si a los pibes les decís que un alimento tiene vitamina C, zinc, magnesio o fósforo van a pensar que se van a comer una pila. Si les decís que los duraznos tienen fitoquímicos y petacaroteroides, creen que se comen algún tipo de multivitamínico. Y además, está demostrado que usar las cuestiones saludables para publicitar alimentos, por un lado medicalizan la alimentación, y por el otro, al niño ¡no le importa la salud! porque tiene una percepción de que es saludable y no es relevante comer saludable ahora porque no va a ser enfermo ahora. Debe comer duraznos porque previene un montón de problemas pero ese tipo de mensajes son mal manejados por nutricionistas y profesionales de salud ”.
A los chicos se les puede moderar o regular algunas conductas o hasta temores en base a pequeños engaños y que luego ellos a determinada edad madura para tener un juicio pensado y racional puedan decir “eso no era verdad” pero ya tener incorporado el hábito y no enojarse.
Ojo, tampoco está bueno caer en decir que comer tal o cual cosa “engorda”, pero si no hay figura legal que penalice a los gigantes alimenticios por sus fakes, esta misión debería gozar de cierta impunidad ¿no? Allá vamos, con algunos ejemplos de “engaños saludables” que enumera Adro:
- “Le digo a mi hija que coma frutilla y ella me dice, con desprecio, ‘es un asco’. Y le contesto ‘pero si la comés, corrés el doble de rápido’”.
- “¿Tampoco le gusta el durazno? Se puede decir que después de comerlo su piel va a quedar más suave y linda que nunca”.
- “La banana es una de las frutas más consumidas. Hay que tratar de lograr vincular la banana con la fuerza, que sea la mejor del mundo y nadie te lo pueda discutir”.
La industria no para de imponer hábitos dañinos haciéndole creer a niños (y adultos también) que son unos genios por determinado consumo y los hacen explotar de gordos. Residente dice que usa al enemigo, nadie lo controla y reconoce: “De la canasta de frutas soy la única podrida” ¿Adro es la fruta podrida-disruptiva y provoca porque lo bancan los superhéroes de los Fuerza Fruta?
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